¿Te dice algo la palabra krampouezh? Con este nombre tan poco conocido llamaban siglos atrás a las primeras crepes. Esta deliciosa comida se ha convertido en una receta muy popular y a día de hoy podemos encontrarla en muchos lugares del mundo, especialmente en Francia, donde hay muchas “creperies” repartidas por todo el país.
Es una receta muy versátil, porque podemos hacerlas dulces o saladas, así que son un plato perfecto para cualquier momento del día, desde el desayuno hasta la cena. Además, podemos hacerlas cada vez de una manera diferente. Para ello, tan sólo tendremos que cambiar los ingredientes y tendremos una receta nueva cada vez.
A priori puede parecer que hacer una buena crepe es una tarea complicada, pero nada más lejos de la realidad. Son muy fáciles de hacer, ya que sólo tenemos que hacernos con todos los ingredientes y mezclaros en una batidora de vaso. No hace falta tampoco tener una sartén específica para crepes, con tener una sartén antiadherente para que no se pegue es suficiente.
¡Vamos allá!
¿Qué necesitamos para hacer una crepe?
- 250 ml de leche
- 125 gramos de harina
- Dos cucharadas de azúcar.
- Un chorrito de vanillia (opcional)
- Una pizca de sal
- Dos huevos
- Una cuchara grande de mantequilla fundida.
- 50 g de mantequilla
¿Cómo lo hacemos?
- En una batidora de vaso, añadimos la leche, la harina, las dos cucharadas de azúcar y el extracto de vainilla.
- Si vamos a hacer tortitas saladas añadimos también un poquito de sal. También, podemos añadirlas si las vamos a hacer dulces, porque la masa de crepe tiene un sabor neutro. Los ingredientes que añadamos después son los que aportan el toque dulce o salado.
- Cuando hemos batido estos ingredientes, añadimos la mantequilla fundida y los dos huevos de uno en uno y volvemos a batir.
- Una vez que hemos mezclado todos los ingredientes, tenemos que comprobar que la mezcla es líquida y cae con facilidad.
- Engrasamos toda la sartén con un poquito de mantequilla y a fuego medio vertemos desde la jarra de la batidora la masa en el centro. Veremos cómo se va extendiendo en forma circular. Para expandir la masa, movemos la sartén hacia los lados.
- Dejamos que se haga la crepe y con una espátula levantamos los bordes de la crepe. Cuando veamos que empieza a despegarse, le damos la vuelta y freímos durante unos segundos antes de sacarla del todo.
- Repetimos la operación.
Una crepe de salmón y queso
Hay muchas formas de doblar la crepe, así que aquí también podemos ser original. Podemos hacerlo en forma de abanico para los dulces y con forma de rollitos para los salados. De esta forma, en una cena, por ejemplo, diferenciaremos fácilmente los dulces de los salados.
- Extendemos el queso de untar sobre la crepe y colocamos unas tiras de salmón. A continuación, enrollamos los crepes. Podemos bañarlos ligeramente con una salsa de queso batido.
Crepe de manzana y canela
- Extendemos mermelada de manzana sobre la crepe y doblamos en forma de abanico. A continuación, añadimos canela por el exterior.
Crepe de plátano y chocolate
El plátano y el chocolate combinan a la perfección, por algo son los ingredientes de muchas recetas. Si queremos una crepe más fresca o veraniega, podemos utilizar helado de chocolate en lugar de sirope de chocolate caliente.
- Partimos el plátano en rodajas muy finas, para que la crepe no se rompa. Bañamos la crepe con chocolate y ya la tenemos. Otra forma de doblar la crepe es haciendo un cuadrado.
¡Voilà! Listas para comer. 🙂