Las opciones dentro de la cocina son infinitas. Sólo hay que echar mano de la imaginación o estar al tanto de las novedades en un blog como éste. Hoy hablamos de un ingrediente con mucho potencial y que está presente en muchas recetas. Combina a la perfección con muchos platos.
¿Quieres saber de qué estamos hablando? Hablamos del ajo negro. Tiene un aroma único y diferente. Y lo mejor de todo, no repite ni sabe a ajo. Su sabor es más bien dulce, con toques de regaliz. Increíble, ¿verdad?
El ajo negro procede de Japón, de ahí que también sea conocido como ajo japonés. Pero, ¿qué es exactamente?, ¿una variedad de ajo? No, en realidad, el ajo negro es el resultado de someter el ajo tradicional a un proceso de cocción y fermentación –hay quienes lo hacen con soja- .
Es un producto japonés, que ha llegado con fuerza a Occidente. De hecho, ya se cultiva en nuestro país, en concreto en Castilla La Mancha.
Y lo mejor de todo es que, al igual que el ajo tradicional, tiene unas propiedades muy beneficiosas para la salud. Pero con una clara ventaja: ni sabe, ni desprende el olor típico del ajo.
Entre sus ventajas, destaca que es un estimulante natural, nos aporta la dosis de energía necesaria para estar ágiles a lo largo del día y mantiene activas las neuronas. Especialmente, si lo tomamos crudo por las mañanas, antes de empezar nuestra jornada.
Pero además de esto, el ajo negro ayuda a prevenir el colesterol; regulariza el tránsito intestinal; es un aliado contra el estrés y la depresión; y contiene una gran cantidad de aminoácidos y de antioxidantes. Desde luego, podemos decir que es un descubrimiento, pero… ¿cómo podemos añadirlo a nuestros platos?
Te damos unas recomendaciones para disfrutar del ajo negro y sus propiedades
El sabor dulce y suave del ajo negro hace que lo podamos utilizar en multitude de platos. Combina a la perfección, tanto con carnes, como con pescado o arroces.
Gracias al procesador de alimentos 4 en 1 de Ufesa podrás preparar éstas y otras muchas recetas usando ajo negro. Podrás cortarlo, rebanarlo, triturarlo, rallarlo… ¡El límite lo pone tu imaginación!